5 jun 2011

Desconstrucción del cuerpo en escena


Por Miguel Angel Pichardo Reyes

Particularmente el siglo XX fue un siglo donde el cuerpo estuvo inscrito en la escena de la violencia, mecanismo de dominación, escisión y descuartizamiento que llevo a grandes atrocidades, desde los genocidios, las guerras mundiales, hasta los reciente femenicidios. El legado de aquellos escenarios inhóspitos los encontramos en la actualidad en diferentes escenarios de poder y violencia que siguen colocando al cuerpo en una posición de objeto. Escenarios como en de la casa-familia, la maquila-trabajo, la inseguridad-comunidad, donde el cuerpo es expropiado por los mecanismos de dominación y subjetivación social.

La Ensoñación Corporal es un escenario de terapia grupal-comunitaria que recrea esas escenas para desconstruirlas, pues en el cuerpo se inscriben los registros corporales más arcaicos que graba la violencia y el maltrato. El cuerpo recrea esa situación posibilitando su fragmentación para un mejor manejo, y también para construir otro escenario donde se resignifiquen esos registros arcaicos.

Los registros corporales arcaicos son marcas que quedan impregnadas debido a una forma particular de vínculo de apego con el objeto. Posteriormente estos conjuntos de registros corporales se van organizando en patrones somáticos morfológicos que van dando lugar a ciertas posturas corporales y existenciales. Los escenarios donde se coloca al cuerpo determinan estas organizaciones somáticas y existenciales, y es aquí donde se configuran las estructuras clínicas y las estructuras de carácter neurótico.

La labor desconstructiva de la puesta en escena de esta corporalidad organizada por traumas, viene dada primeramente por un trabajo de escucha, observación y contacto clínico, que permita diagnosticar esas estructuras caracterológicas, entonces es posible que durante la puesta en escena de la Ensoñación Corporal pueda disolverse la coraza caracterológica que determina a cada estructura corporal; interpretándola, desbloqueandola, ayudando a descargar y a elaborar.

El acto político de la Ensoñación Corporal consiste en dislocar al cuerpo subjetivado de la escena simbólica donde ha sido inscrito, removiendo sus fundamentos ideológicos de dominación a partir del sistema sexo/género. Esta dislocación es propiamente un desmontaje que deja en evidencia los mecanismos de poder que soportan el entramado social. El sujeto es llevado a una despersonalización transitoria pues es puesta en duda toda su mitología genética, dudando de su propia identidad, percatándose del lugar subordinado y alienado que ocupa. Esto lleva a que el cuerpo subjetivado logre también alterar ese escenario ideológico que determina la lógica del juego político y económico.

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