Mostrando entradas con la etiqueta ¿Se puede sanar el abuso sexual?. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ¿Se puede sanar el abuso sexual?. Mostrar todas las entradas

25 nov 2011

¿Se puede sanar el abuso sexual? (4 de 4)


¿Se puede sanar el abuso sexual? (4 de 4)
La praxis de una psicoterapia corporal hedonista y emancipadora

Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Curar el Trauma. Consultora en Psicotrauma y Victimología
¿La psicoterapia corporal tiene alguna función social o política con respecto a los sistemas que producen el abuso sexual?
Efectivamente, la psicoterapia corporal cumple una función social crítica y una función política emancipadora, y no podría ser de otra forma, pues el mismo acto y dispositivo psicoterapéutico ya es en sí mismo un acto sociopolítico e ideológico. Para entender estas funciones crítico-emancipadoras tenemos que desmontar el aparato ideológico y de poder en sus diferentes formas, ya que producen opresión y desigualdad social, marco en el cual se inscribe la violencia sexual y de género. Los sistemas ideológicos que circulan a través de los discursos performativos legislan simbólicamente la materialidad corporal, jerarquizando los cuerpos a partir de la discriminación genital (presencia o ausencia del pene), dando lugar a una estructura sociosimbólica que justifica la opresión y sometimiento de las mujeres y los niños y niñas, opresión que tiene su traducción sexual en el abuso y la violación.

La función crítica y emancipatoria de la Psicoterapia Corporal Postraumática no sustituye la acción sociopolítica de un grupo, masa, colectivo o movimiento, sino que esta labor se circunscribe al campo intersubjetivo del organismo. El alcance de dicha intersubjetividad puede abarcar desde la pareja o familia, hasta el grupo y la comunidad, en el entendido de que una psicoterapia no se circunscribe al individuo, sino a espectros más amplios, de tal forma que posible hablar de una psicoterapia social y comunitaria.

De esta forma la psicoterapia corporal no es una técnica aséptica e idealista, o mejor aún, el o la psicoterapeuta tiene una posición comprometida con respecto a los determinantes y causas del abuso sexual. Posición que se encuentra mediada por una teoría, una clínica, una terapéutica y una práctica, pero sobre todo por una ética crítica y hedonista.

¿Por qué una psicoterapia corporal hedonista? ¿No es acaso el hedonismo junto con el materialismo parte del problema que causa el abuso sexual?

Así como otros “ismos”, el hedonismo no es un planteamiento monolítico exento de variaciones, contradicciones y desviaciones, en efecto, en el panorama actual marcado por una ideología pospolitica conservadora, un hedonismo consumista inmoral, y un materialismo mercantilista, no resulta extraño confundir los términos “hedonismo” y “materialismo”, entendiéndolos como sinónimo de consumo, relativismo, placer egoísta, narcisismo nihilista, etc. Ante esto tenemos que decir que cuando hablamos de una psicoterapia corporal hedonista nos referimos sobre todo a una postura ética y a una posición política con respecto a la superficie material y orgánica de cuerpo, recobrando el principio de placer como una pulsión de vida hacia la cual avanza el organismo sano. El hedonismo es una ética del cuidado creativo y erótico del cuerpo, de propio y el de los otros. La posición política del hedonismo se rebela y se manifiesta en beligerancia contra toda forma de opresión, exclusión, desprecio y abuso de tipo sexual, antes bien reivindica el placer como una experiencia material ética que afirma la vida, la ternura y el respeto.

Frente a las posturas conservadoras y paranoicas ante el abuso sexual, que proponen la represión, la abstinencia, el pudor y la insensibilidad erótica, el hedonismo ético-político reivindica el ejercicio de una sexualidad afectiva, sensitiva y genital responsable, divertido, creativo, destructor de los mitos y creencias que desprecian el sexo, el deseo, la carnalidad, la pasión, en sí, la vida. El abuso sexual no se combate con más represiones sexuales ni con vigilancia paranoica, propias de una sexualidad traumatizada y regresiva, por el contrario, es necesario recuperar la experiencia agradable del cuerpo, pues éste ha sido expropiado por el abuso, así como resignificar el placer como una potencia que empodera, sana y desbloquea el trauma del abuso sexual.

20 nov 2011

¿Se puede sanar el abuso sexual? (3 de 4)

¿Se puede sanar el abuso sexual? (3 de 4)
La praxis de una psicoterapia corporal hedonista y emancipadora

Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Curar el Trauma. Consultora en Psicotrauma y Victimología


¿Cuánto dura y cuanto cuesta un tratamiento psicoterapéutico del abuso sexual?
Existen varios tipos de tratamiento psicoterapéutico dependiendo del momento en el cual se encuentre a persona, por eso distinguimos: 1) tratamientos de intervención en crisis, 2) tratamientos de contención post-crisis de estabilización emocional, 3) tratamiento básico de psicoterapia breve, 4) tratamiento profundo y de acompañamiento a largo plazo. Los tratamientos de crisis pueden durar de una sesión a seis sesiones (un mes y medio), los tratamientos post-crisis varían entre tres y seis meses,  un tratamiento de psicoterapia breve pueden variar de tres meses a un año, y finalmente, un tratamiento profundo y de acompañamiento puede durar entre un años y un tiempo indeterminado.

El costo por sesión de cualquiera de estos tratamientos puede variar de acuerdo a la zona geográfica, al estrato social y de acuerdo a la naturaleza de la institución. Una institución pública puede exentar de pago, o solicitar una cantidad simbólica que varía entre los $50 y $150 pesos mexicanos. Un psicoterapeuta especialista particular puede cobrar entre $250 y $800. Una organización de asistencia privada puede solicitar una cantidad que oscila entre los $150 y los $300. Y una clínica privada puede cobrar entre $600 y $800.

¿Existen terapias alternativas para tratar el abuso sexual?
Los casos supuestamente milagrosos de curaciones súbitas de algún trastorno psicológico o psiquiátrico por parte de algún procedimiento natural, espiritual, esotérico o “alternativo” se sustentan únicamente en testimonios y son atribuidos a seres o sustancias metafísicas, lo cual carece de comprobación, réplica y generalización, y en términos generales esas supuestas “sanaciones” son debido a la sugestión, la euforia, el fanatismo, y en muchas ocasiones, al fraude. De hecho algunos de estos procedimientos metafísicos, espirituales y esotéricos son contraproducentes, pudiendo inducir o generar episodios psicóticos breves que agravan el cuadro clínico, incluso pueden poner en peligro a la persona o a terceros.

Sin embargo existe una serie de terapias alternativas que pueden favorecer el mejoramiento de los síntomas de forma eficaz y considerable, a estos procedimientos alternativos se les conoce como terapias auxiliares o terapias de apoyo, en el entendido de que la dirección del proceso debe de estar bajo la responsabilidad de un clínico y que estas terapias cumplen la función de auxiliar y apoyar el programa de tratamiento. Dependiendo del diagnóstico y pronóstico es posible determinar el tipo de terapia auxiliar más conveniente. Por ejemplo, la risaterapia, el yoga de la risa y la danzaterapa o terapia de movimiento, son excelentes métodos auxiliares en el tratamiento de la depresión. La meditación, la oración simple, el discernimiento y el Tai Chi pueden ser indicados para los trastornos de ansiedad. Los masajes, las aguas termales, el Reiki y otras técnicas de relajación psicofísica son indicados para el tratamiento de la ansiedad y la depresión. Así, existe una gran variedad de métodos, técnicas y escuelas de terapias alternativas, sin embargo podemos contraindicar aquellos procedimientos que sugieran la existencia, contacto, auxilio y posesión de seres espirituales o metafísicos, sean estos benignos o malignos, pues puede agravar o disparar un posible cuadro psicótico.

En el caso del abuso sexual se contraindica cualquier procedimiento invasivo corporalmente, por ejemplo, ciertos tipos de masaje, o algunas técnicas muy expresivas o catárticas, sin hablar de algunas “experiencias” basadas en el maltrato, la privación y la humillación para curar adicciones. La realización de cualquier terapia alternativa debe ser consultada con el clínico, quién podrá orientar la mejor elección y las medidas preventivas más adecuadas.

¿Cómo trabaja la psicoterapia corporal con una sobreviviente del abuso sexual?
Tenemos que aclarar que no cualquier tipo de psicoterapia corporal se encuentra indicada para tratar con sobrevivientes de abuso sexual, pues hay muchas que no realizan diagnóstico, pronóstico y programa de tratamiento. Al igual que en otras corrientes o escuelas de psicoterapia, es indispensable contar con experiencia previa y una formación especializada. El tipo de psicoterapia corporal que llevamos a cabo en “Curar el Trauma. Instituto de Psicotrauma y Psicoterapia Corporal” para tratar con sobrevivientes del abuso sexual, la denominamos Psicoterapia Corporal Postraumática.

La especificidad de la Psicoterapia Corporal Postraumática consiste en que el abordaje del núcleo traumático del abuso sexual se realiza a través de procedimientos y técnicas que incorporan la vivencia corporal a la labor de interpretación. En este sentido la Psicoterapia Corporal Postraumática difiere de los métodos verbales y narrativos, pues se propone como una psicoterapia activa que atiende el lenguaje corporal preverbal del Sistema Nervioso Central y de la Memoria Celular. La razón por la cual entra en escena el cuerpo es debido a la reacción que tiene el organismo subjetivo frente a la amenaza que supone el abuso sexual. Dicha respuesta se caracteriza por una respuesta de parálisis o congelamiento denominada Síndrome de Medusa, en alusión a este personaje de la mitología griega que petrificaba a la persona que lo mirara directamente. En la aparición de este Síndrome se encuentran comprometidos diferentes órganos y funciones del organismo, incluyendo el Sistema Nervioso y las vísceras.

El reto de la Psicoterapia Corporal Postraumática consiste en restablecer la capacidad de descarga del monto de energía contenida por la reacción traumática de parálisis en el Sistema Nervioso Central. Dicho restablecimiento no es posible realizarlo directamente, sino a través de medios bioquímicos y psicodinámicos, y este último es el que compete a la Psicoterapia Corporal Postraumática, por supuesto, sin excluir los medios bioquímicos.

En términos técnicos, los procedimientos para atender este núcleo traumático en el organismo se lleva a cabo a través del análisis y desbloqueo de la respiración, el movimiento y la sensopercepción, el masaje profundo a nivel del tejido conjuntivo sobre los siete segmentos corporales, el aprendizaje visceral a través del enfoque sensorial, la desensibilización de la excitación nerviosa a través de técnicas de relajación progresiva, la descarga motora de la excitación nerviosa a través de ejercicios de bioenergética, la negociación de la memoria celular traumática a través de la experiencia somática, la elaboración de la memoria traumática a través del análisis de las defensas del carácter y la desintegración de las defensas caracteromusculares, la interpretación del inconsciente y de la puesta en escena del fantasma a través de la ensoñación corporal, entre otras técnicas.

En la Psicoterapia Corporal Postraumática diferenciamos entre el foco de tratamiento y el objetivo de la psicoterapia. El foco del tratamiento se reduce al núcleo traumático producido por la experiencia amenazante del abuso sexual. Sin embargo, el objetivo último de esta psicoterapia consiste en restablecer la capacidad del organismo subjetivo de experimentar placer. Este objetivo supone la emancipación somática del organismo, especialmente la emancipación del Sistema Nervioso Central de todos aquellos patrones de alteración somática y de los sistemas biopsicosociales de alienación, enajenación, degradación, opresión y expropiación de la comunidad de organismos subjetivos. En este sentido podemos decir que la Psicoterapia Corporal Postraumática es una psicoterapia hedonista, materialista, crítica y emancipadora.

14 nov 2011

¿Se puede sanar el abuso sexual? (2 de 4)


¿Se puede sanar el abuso sexual? (2 de 4)
La praxis de una psicoterapia corporal hedonista y emancipadora

Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Curar el Trauma. Consultora en Psicotrauma y Victimología


¿Cómo puedo saber que tanto me afecto el abuso sexual?
La mejor manera de saber el impacto psicológico del abuso sexual y de conocer algún trastorno psicopatológico es a través de un psicodiagnóstico especializado en trauma por abuso sexual. Dicho diagnóstico es realizado por un psicólogo clínico y/o médico psiquiatra con experiencia y capacitación clínica en este campo. El psicodiagnóstico se realiza fundamentalmente a través de una entrevista estructurada, la exploración de signos y síntomas, la historia clínica, así como la aplicación de evaluaciones, escalas y pruebas. Durante este proceso se realiza una exploración exhaustiva del estado mental, la cognición, las emociones, los comportamientos, los vínculos, los síntomas y signos somáticos, antecedentes médicos y psiquiátricos, traumas previos o posteriores, duelos, historia sexual, historia secuencial, se aplican escalas de depresión y ansiedad, de severidad del trauma, de cogniciones postraumáticas, de autoestima, de respuestas de afrontamiento, entre los más importantes.  Dependiendo de la persona, el proceso de psicodiagnóstico puede durar de una a tres sesiones, al final del cual se le da a conocer al paciente los resultados y conclusiones, explicando y aclarando dudas, proporcionando un pronóstico y un programa de tratamiento adecuado.

¿Se puede curar el abuso sexual y sus efectos psicopatológicos?
En general todos los trastornos psicopatológicos producidos por el trauma del abuso sexual son tratables, sin embargo el éxito de dicho tratamiento varía de acuerdo a la gravedad o cronicidad de los síntomas, a los aspectos constitutivos (fisiológicos), estructurales (temperamento, carácter y personalidad) y contextuales (apoyo social, estrés y autoestima), lo cual se puede determinarse por el pronóstico que proporcione el clínico durante el psicodiagnóstico. El pronóstico nos permite ser realistas en cuanto al éxito y eficacia del tratamiento, por lo cual podemos decir que ante un pronóstico favorable es susceptible hablar de curar el abuso sexual, obteniendo disminución, control o remisión de los trastornos asociados. El éxito de una psicoterapia no siempre reside en curar el trauma, a veces solo es posible disminuir o mantener bajo control los síntomas.

Cuando existe un pronóstico reservado, el programa de tratamiento que diseñe el clínico normalmente va acompañado de interconsultas con otros clínicos y especialistas (psiquiatras, nutriólogos, neurólogos, endocrinólogos, etc.), así como otras terapias auxiliares y alternativas (homeopatía, masoterapia, yoga, etc.). En situaciones de crisis, intentos de suicidio, autolesiones y episodios psicóticos breves, u otra circunstancia que ponga en peligro la integridad propia o de terceros, lo indicado es realizar un internamiento de estancia breve en un hospital con atención psiquiátrica y continuar con el tratamiento psicoterapéutico.

Un pronóstico reservado responde a la conjugación de una serie de factores, tales como; la gravedad o cronicidad de un trastorno clínico, el resquebrajamiento de la estructura clínica del sujeto, la presencia de uno o más trastornos de la personalidad, bajo soporte social y presencia de estresores psicosociales en el grupo primario de apoyo. Frente a cuadros clínicos como este no es posible esperar una cura, a veces siquiera disminuir los síntomas, más bien se apela a la búsqueda de cierto control sobre la enfermedad y a acompañar y contener al paciente y su familia. Los tratamientos suelen durar varios años.

¿En qué consiste un tratamiento psicoterapéutico para sobrevivientes del abuso sexual infantil?
Después de haber obtenido el diagnóstico y el pronóstico, el clínico dispondrá de un tratamiento adecuado para el paciente, precisando tiempos, duración, honorarios, expectativas de la respuesta del paciente al tratamiento. Cabe señalar que no cualquier clínico o psicoterapeuta se encuentra capacitado para diseñar y operar un tratamiento del abuso sexual, pues tal actividad supone una experiencia previa y una capacitación especializada, la cual se adquiere a través de cursos, talleres, seminarios, congresos, especialidades y diplomados. Por este motivo es importante preguntar al clínico si cuenta con experiencia y formación previa especializada en el tratamiento del abuso sexual, de no ser así se le puede solicitar la referencia de algún profesional o institución especializada en abuso sexual.

Para un tratamiento del abuso sexual es recomendable trabajar bajo un programa estructurado que pueda delimitar el foco, el método, la técnica, los objetivos, los resultados esperados, las etapas, el número y nombre de la sesión, así como instrumentos de evaluación clínica del curso de los trastornos. Contando con un programa es factible que el clínico pueda optar por la perspectiva psicoterapéutica de su formación, no habiendo inconveniente en ello, siempre y cuando se tenga claridad en cuanto al proceso, foco y método. En la actualidad existen muchos programas de tratamiento con sobrevivientes del abuso sexual que son integrativos, esto es, que las técnicas y métodos empleados provienen de distintas orientaciones psicoterapéuticas, sean estas cognitivo-conductuales, psicodinámicas, sistémicas, humanistas, psicocorporales y transpersonales.

La modalidad del tratamiento puede ser individual o grupal, y esto lo determinará el clínico de acuerdo al diagnóstico y pronóstico, habiendo ocasiones que se llevan a cabo las dos modalidades. Ya sea individual o grupal el objetivo de un programa de tratamiento especializado en abuso sexual sería proporcionar alivio inmediato a los síntomas más graves, hacer frente al trauma, restaurar en la persona el sentido básico de seguridad en el mundo y en las personas, y facilitar su reintegración social en el contexto comunitario. Algunos principios básicos que son importantes mencionar, consisten en mejorar el malestar emocional, ayudar al proceso de curación natural, no emplear tratamientos ineficaces que empeoren la situación, y adaptar la terapia a las necesidades específicas de cada paciente.

Estos programas de tratamiento deben incluir por lo menos cuatro ejes: 1) Atención de síntomas graves, 2) Abordar el núcleo del trauma, 3) Problemas en la regulación de emociones, y 4) Pérdida de la confianza personal e interpersonal. Estos ejes enmarcan una serie de temas que pueden ser tratados en el siguiente orden: Reconocer la situación de abuso y manejo de mitos. Redefinir responsables y víctima. Características de la agresión. Formas de vinculación afectiva con el agresor. Validar sentimientos propios. Educar sobre efectos psicológicos comunes. Dinámica familiar. Sexualidad. Educar para evitar revictimización. Autoimagen, autoestima, comunicación, asertividad. Proyecto de vida. Proceso legal. Relaciones interpersonales. Mecanismos de defensa. Percepción del contexto psicosocial ante la denuncia.

10 nov 2011

¿Se puede sanar el abuso sexual? (1 de 4)


¿Se puede sanar el abuso sexual? (1 de 4)
La praxis de una psicoterapia corporal hedonista y emancipadora

Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Curar el Trauma. Consultora en Psicotrauma y Victimología
¿Qué es el Abuso Sexual Infantil (ASI)?
Es cualquier interacción de naturaleza sexual que mantiene un adulto (o adolescente) con un niño o niña, con la intención de gratificarse sexualmente y fundado en el poder que le confiere la asimetría de edad y desarrollo, utilizando medios coactivos o la seducción a través del juego y el abuso de confianza.

Tipos de Abuso Sexual Infantil
Existen dos tipos de ASI: con contacto físico y sin contacto físico. Dentro de los primeros se ubican los manoseos y tocamientos en zonas erógenas, así como el forzamiento a llevar a cabo la gratificación genital del adulto, pudiendo haber o no penetración. En el segundo tipo se distingue por las alusiones sexuales, el hostigamiento, proposiciones sexuales, mostrar pornografía, enseñar los genitales, así como otros medios gráficos, verbales o simbólicos, con la intención de estimular sexualmente al menor.

¿Quién es un sobreviviente del abuso sexual?
Son hombres y mujeres (adolescentes, jóvenes y adultos) que vivieron uno o varios eventos de abuso sexual en su infancia, y que en la actualidad presentan malestar, síntomas o trastornos psicológicos y somáticos. Se les considera “sobrevivientes emocionales” porque lograron reponerse, en la medida de sus posibilidades, a esa situación traumática, y sin embargo en la actualidad resienten los efectos psicológicos a largo plazo.

¿Todos los sobrevivientes desarrollan trauma?
No, no todos los sobrevivientes desarrollan trauma psicológico ni tampoco es preciso que desarrollen alguna psicopatología psiquiátrica. Sabemos que el 70% de los sobrevivientes son afectados psicológicamente, y de éste, alrededor del 17 al 40% sufren alguna psicopatología clínica y de la personalidad importante. Sólo el 30% de los sobrevivientes han podido asimilar la experiencia sin problemas aparentes. Los efectos varían de acuerdo a la frecuencia e intensidad del abuso, así como al tipo de trauma.

¿Cuántos tipos de trauma existen?
Aunque existen muchas clasificaciones, podemos distinguir dos: Trauma tipo I y Trauma tipo II (y Trauma mixto). El Trauma tipo I: Evento único, repentino y externo que no se acompaña de dolor masivo ni adormecimiento psíquico, ni baja autoestima o problemas severos de la personalidad. Trauma tipo II: Exposición repetitiva a eventos traumáticos externos, produciendo negación, represión, disociación, pérdida de autoestima, autohipnosis, identificación con el agresor o vuelta de la agresión contra sí mismo.

¿Cuáles son los efectos traumáticos en los sobrevivientes de abuso sexual?
Podemos estimar que entre el 17 y el 40% de los sobrevivientes de abuso sexual padece Trauma tipo II, esto es, una constelación de trastornos psicológicos que van de moderados a graves y crónicos. Dentro de los trastornos y malestares psicológicos nos encontramos con: Trastornos por adicción (alcohol, cocaína, inhalantes, sedantes, hipnóticos y ansiolíticos), Trastornos psicóticos (depresión psicótica, esquizofrenia paranoide, trastorno delirante y trastorno psicótio breve), Trastornos del estado de ánimo (trastornos afectivos, depresivos y bipolares), Trastornos de ansiedad (trastornos de angustia, agorafobia, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático y trastorno de ansiedad generalizada), Trastornos psicosomáticos (trastorno de somatización, trastorno de conversión, hipocondría y trastorno dismórfico corporal), Trastornos disociativos (amnesia disociativa, despersonalización y trastorno de identidad disociativo), Trastornos sexuales (ausencia de deseo sexual, aversión al sexo, trastorno de excitación sexual, de erección, de orgasmo, eyaculación precoz, dispaurenia, vaginismo y parafilias, incluyendo la pedofilia, el sadismo y el masoquismo), Trastornos alimenticios (anorexia y bulimia nerviosa), Trastornos del control de impulsos (trastorno explosivo intermitente, ludopatía y tricotilomanía) y Trastornos de la personalidad (trastornos paranoide, antisocial, esquizoide, narcisista, dependiente, límite y evitativo de la personalidad).

En nuestra práctica clínica hemos constatado que los más frecuentes son los trastornos depresivos, de ansiedad, por disociación y de personalidad. La gravedad de muchos de estos trastornos ameritan un tratamiento médico psiquiátrico, otros más son susceptibles de tratamiento psicoterapéutico de apoyo, de contención y profundo.