28 oct 2010

Reparación y justicia con víctimas de traumas violentos


Por Miguel Angel Pichardo Reyes

La reparación forma parte de la justicia, pero también la justicia forma parte de la misma reparación. Es así como justicia y reparación son interdependientes, las dos se contienen, determinando su importancia, prioridad y jerarquía de acuerdo a las circunstancias históricas. De aquí que podamos hablar de una justicia restitutiva junto a la justicia anamnética antes apuntada. Algunos elementos de la reparación planteados por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU son (Etxeberria: 1999, p. 78): a) como restitución en lo posible de lo perdido; b) como indemnización por los daños sufridos; c) como readaptación a la normalidad, con costes médicos y jurídicos; d) como reparación de carácter global: declaraciones oficiales de rehabilitación de las víctimas, de asunción de responsabilidades, ceremonias conmemorativas, monumentos, homenajes, reformulación de la historia, etc.; e) garantías de no repetición.

Cepeda y Girón (1997) proponen tres fases de la reparación: 1) fase de la verdad, 2) fase de la justicia, y 3) fase de la reparación. Esto de acuerdo a que “el olvido es  posterior a la instauración de la verdad y de la labor de reconstrucción de la memoria; y que el momento de pensar el perdón es posterior a la instauración de la justicia y de la sanción social de las responsabilidades” (Cepeda y Girón: 1997).

Cabe mencionar que la memoria, la verdad y la reparación son elementos fundamentales para hacer justicia, sin embargo éstos no operan de forma mecánica, de tal suerte que el hacer memoria no conlleva a una no-repetición, ni tampoco la verdad por si misma sana las heridas o impide la reedición de otras formas de violencia. La memoria, la verdad y la reparación son necesarios mas no suficientes. Pero ¿suficientes para qué? Suficientes para transformar las condiciones que posibilitaron las injusticias. Suficientes para transformar los sistemas (familiar, comunitario, societario) organizados por traumas. Suficientes para saldar y cerrar las deudas y traumas heredados por generaciones anteriores.

En este momento se hace necesario integrar al trabajo de reconstrucción de las memorias, de búsqueda de la verdad y de restitución de la dignidad y el derecho de las víctimas, las perspectivas de la ética-política del perdón y la psicosociología de la elaboración traumática. Una memoria que se ancle en el odio y resentimiento puede organizar un sistema donde la víctimas se identifique con el victimario y repita esa escena traumática con una inversión de roles. Es así como la ética-política del perdón y la perspectiva psicosocial de la elaboración traumática son procesos importantes, difíciles y temporalmente largos.

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