30 jul 2011

Clínica Psicocorporal del Abuso Sexual Infantil

Clínica Psicocorporal del Abuso Sexual Infantil
Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Curar el Trauma

Definición y dinámica de Abuso Sexual Infantil (ASI)
El Abuso Sexual Infantil (ASI) se puede definir como una interacción de naturaleza sexual directa o indirecta que tiene un adulto con menor de edad con la intención de gratificarse sexualmente, encontrar afecto, hacer uso del poder o por cualquier otra motivación. Esta interacción es llevada a cabo por un familiar o persona conocida, normalmente ganándose la confianza del menor y su familia, la interacción sexual es iniciada con juegos confusos de seducción, continuando con el abuso propiamente dicho, el cual puede ser directo cuando existe contacto genital, pudiendo llegar a la penetración, o también puede ser indirecto, cuando no existe contacto genital pero se expone al menor a imágenes de contenido sexual para estimularlo.

Durante la etapa de interacción directa o indirecta y posterior a ella se establece la amenaza, el secreto y el silenciamiento. El abuso puede ser un evento único o una serie consecutiva de abusos a lo largo de tiempo. Sólo un porcentaje reducido de agresores sexuales padece algún tipo de trastorno psiquiátrico, siendo la mayoría de los agresores personas sin trastornos clínicos o de la personalidad, lo cual supone que la causa de la agresión es compleja y apunta a factores socioculturales y psicosociales. Se sabe que la edad de mayor vulnerabilidad frente al ASI se encuentra entre los 7 y los 13 años de edad, y se encuentra asociada a factores de vulnerabilidad familiar tales como los conflictos familiares, supervisión deficiente e hipersexualización de los vínculos, y que aunque todo ASI lleva consigo consecuencias, no todas llegan a configurar un cuadro psicopatológico de Trastorno de Estrés Postraumático. Son cuatro los efectos del ASI: sexualidad traumatizada, pérdida de confianza y percepción alterada de los vínculos con adultos, estigmatización personal, familiar y escolar, y sensación de impotencia.

Los efectos clínicos del ASI no son homogéneos, estos varían de acuerdo a la edad del menor, el tipo de abuso (directo o indirecto), la relación con el agresor (conocido, desconocido, familiar), la edad del agresor, la duración (única, crónica), estrategias de agresión (seducción, amenaza, secreto, lesiones) y reacción de la familia (culpabilización, negación, sobre reacción, minimización). En general el 70% de las personas que han vivido ASI son afectadas psicológicamente, variando la intensidad del daño, siendo sólo entre el 17% y el 40% que desarrollan algún trastorno clínico y/o de la personalidad, donde se incluye el Trastorno de Estrés Postraumático. Sólo alrededor del 30% de las personas que han sufrido ASI no desarrollan una patología o trastorno, integrando la experiencia de forma resiliente. Aún y cuando este 30% no presente alteraciones clínicas y de la personalidad, o algún otro tipo de malestar menos severo, se puede afirmar que estas experiencias son integradas en su estructura caracterológica y forman la base caracterial para el desarrollo de algún síntoma o trastorno futuro.

Clínica psicosomática y clínica caracterológica del ASI
Para desarrollar una clínica psicocorporal del ASI es necesario distinguir dos ejes: (1) una clínica psicocorporal psicosomática, y (2) una clínica psicocorporal caracterológica. En el primer ámbito se incluyen los diferentes tipos de neurosis (obsesiva, fóbica, histérica, psiconeurosis, neurosis actuales, etc.), así como los trastornos psiquiátricos: de ansiedad, del estado de ánimo, psicóticos, etc. Resulta particularmente interesante aquellos trastornos clínicos propiamente psicosomáticos: neurosis conversivas (histeria de conversión) y trastornos somatomorfos, pero también aquellas que suponen una alteración del organismo, tales como los trastornos de ansiedad, los trastornos causados por enfermedad, los trastornos alimenticios, entre otros.

La clínica psicocorporal caracterológica, distinta a los trastornos clínicos psicosomáticos, se caracteriza por la configuración de estructuras clínicas y caracterológicas que organizan la subjetividad del cuerpo deseante. A estas estructuras y las diferentes alteraciones que las caracterizan se les ha denominado neurosis de carácter, caracteropatías o trastornos de la personalidad.

Una clínica psicocorporal del ASI toma en cuenta estos dos ejes que se pueden expresar muy bien en las siguientes preguntas: ¿cómo afecta o impacta clínicamente el ASI? ¿cómo organiza y estructura el ASI el carácter? La primera pregunta apunta a identificar los síntomas, signos, síndromes y trastornos, y esto es lo que más se encuentra en la literatura psicológica sobre el ASI, destacando el espectro ansioso, en particular el Trastorno de Estrés PosTraumático y el Trastorno de Estrés Agudo. En cuanto a la segunda pregunta, ésta apunta a identificar dos aspectos del carácter, por un lado las defensas caracterológicas frente a la angustia y el fantasma, y por el otro, las defensas caractero-musculares del organismo que se organizan en patrones de alteración somática. Este segundo aspecto es menos conocido, original de la psicoterapia corporal caracteroanalítica, propiamente reichiana.

El ASI puede fungir como organizador y estructurador del carácter, dependiendo de las variables propias de la formación de las heridas: agente, desarrollo psicosexual, frustración, naturaleza de la frustración, intensidad, frecuencia, respuesta. De esta forma es susceptible la formación de una estructura caracterológica rígida en situaciones de abuso sexual único, sin disociación, realizado por un conocido durante la etapa de autonomía psicosexual. Una estructura oral-colapsada puede ser producto de un abuso sexual crónico, de un familiar cercano, en una etapa pre-edípica del desarrollo psicosexual. La estructura esquizoide-rígida-colapsada se realizo en una etapa perinatal o pre-edípica, abuso sexual único o de poca duración, realizado por conocido, desconocido o familiar. La estructura masoquista-densa pudo haber sido ocasionado por un abuso sexual de alta frecuencia, posiblemente crónico, de un familiar o conocido, que incluyó maltrato y humillación, así como vergüenza, llevado a cabo entre la etapa pre-edípica, edípica y de autonomía. La estructura psicopática-rígida-hinchada es organizada por abuso sexual durante la etapa edípica y de autonomía, normalmente realizada por un familiar cercano a través de la seducción, pudiendo llegar al forzamiento y la violación.

La clínica psicocorporal caracterológica del ASI ha sido poco estudiada, y para muchos clínicos puede ser desconocida, sin embargo resulta una dimensión clínica de suma importancia para completar el complejo cuadro clínico del ASI. En nuestra clínica psicocorporal desarrollada en Curar el Trauma, hemos construido un instrumento denominado Cartografía del Carácter, el cual nos permite realizar esta labor caracterológica. Son varios los aspectos que resultan relevantes al momento de llevar a cabo la Cartografía del Carácter, por ejemplo, los aspectos relacionados con la forma del cuerpo, la postura, el movimiento, las zonas excitatorias y conflictivas, la estructura caracterológica, incluyendo las sensaciones y emociones básicas, el sistema de creencias, las defensas, el patrón de comportamiento y las compensaciones, así como los rasgos de personalidad tales como los miedos, compulsiones, imagen de sí, estilos de afrontamiento, dinámica de enredo, virtudes y pasiones, y también de identificar las caracteropatías propiamente dichas.

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