La importancia de la frecuencia del abuso sexual
Por
Miguel Angel Pichardo Reyes
A
parte del tipo de abuso y de la relación de la víctima con el agresor, la
frecuencia e intensidad de la exposición será otro de los factores predictivos
del impacto clínico del abuso sexual infantil incestuoso. Una frecuencia que
suponga años y que abarque varias etapas del desarrollo psicosexual temprano,
será un predictor del tipo de trauma que se configura y del alcance de los
trastornos clínicos durante la adolescencia y la edad adulta. Como veremos en
el siguiente apartado, este tipo de abusos sexual los hemos clasificado como
Traumas por Abuso Sexual (TAS) Crónico-Vincular.
A
menor edad y a mayor frecuencia del abuso sexual, independientemente del tipo
de abuso, sea este directo o indirecto, con o sin penetración, un abuso sexual
incestuoso perturbará la formación clínica de la subjetividad, generando alteración
en la constitución subjetiva y presentando formaciones sintomáticas agudas y
crónicas.
Cuando
el abuso sexual infantil incestuoso se presenta a una edad temprana y abarca
una amplia temporalidad, es frecuente encontrar trastornos del desarrollo, o
también denominados como traumas del desarrollo, fijándose alteraciones
libidinales que generaran descompensaciones mórbidas, expresadas en trastornos
clínicos o caracterológicos.
En
los abusos sexuales infantiles no incestuosos la variación en la frecuencia e
intensidad del abuso cobrará importancia para el tipo de impacto clínico,
normalmente más reducido que en el caso de los abusos sexuales incestuosos. De
esta forma, el factor fundamental en la predicción del tipo de impacto
psicológico a largo plazo del abuso sexual, recaerá no tanto en el tipo de
abuso, sino en el tipo de vínculo entre el agresor y la víctima, pues entre más
cercana sea ésta más grave el daño psíquico, y más peligro de que la frecuencia
e intensidad del abuso sean altas.
Abusos
sexuales únicos en etapa de latencia por parte de un desconocido, tendrán un
pronóstico más favorable a los abusos sexuales incestuosos, siempre y cuando no
exista una alta vulnerabilidad pretraumática. La frecuencia, como podemos ver,
tendrá un valor relativo, supeditado a las dos variables anteriores: el vínculo
con el agresor y el tipo de abuso.
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