Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Desde esta perspectiva, la reconciliación que proponemos, no por distanciarse de las versiones ideologizadas, encubridoras y perpetuadotas de la impunidad y la violencia, no cuenta con dificultades y peligros, especialmente cuando hablamos de problemas como la violencia familiar, sexual y de género. Ante todo nuestro planteamiento pasa por configurar “políticas” de los cursos de acción en el trabajo comunitario, espacio intermedio desde donde la mediación ecomunitaria puede articular diferentes niveles y ámbitos. En este sentido es que hemos tomado ejemplos y perspectivas, que aunque no analicen el tipo de violencia de nuestro interés, nos proporcionan elementos para realizar un trabajo desde nuestros niveles de intervención y unidades de análisis.
Una primera aproximación de lo que podríamos entender por reconciliación comunitaria frente a la impunidad de género con poblaciones traumatizadas por la violencia familiar, sexual y de género, es la siguiente:
Se trata de un proceso comunitario, psicosocial y sociopedagógico que trabaja con los diferentes sistemas (micro, endo, exo y macro) para:
a) Construir y reconstruir la memoria colectiva a partir del conocimiento de la verdad, identificando a las personas víctimas para reconocer su sufrimiento y recuperar su dignidad, asignar responsabilidades para lograr el reconocimiento de los abusos, y propiciar la significación y resignificación de los acontecimientos;
b) Procurar justicia penal, anamnética y restitutiva a las personas víctimas de la violencia, investigando los hechos, deteniendo y enjuiciando a los perpetradores, sancionando moral y legalmente los hechos, así como el derecho a la restitución, compensación, rehabilitación y garantías de no-repetición;
c) Posibilitar el perdón moral por parte de la persona víctima, mostrar arrepentimiento por parte del perpetrador, proporcionando medidas de reeducación y reintegración social al perpetrador, elaboración de una memoria traumática sanada de la ofensa y de un sano olvido sobre el dolor, construcción de un nuevo orden moral, reconstrucción de los lazos sociales a partir del fin de hostilidades, odio y resentimientos, así como de la construcción de relaciones basadas en la diversidad y el respeto a los derechos humanos; y
d) Avances en la deconstrucción del contexto posibilitador heredado y reeditado de la violencia, construcción de un sistema-otro de desarrollo humano justo y equitativo sobre la base de la memoria histórica como garante de no repetición.
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